Aquí postearemos nuestros cuentos para que los conozcas. ¿No te gustaría que los tuyos fueran protagonistas de alguna de estas historias?


jueves, 8 de mayo de 2014

La mantita quitamiedos



Aunque Alba era una niña completamente feliz tenía un pequeño problema: le daba miedo la oscuridad.
La niña sabía perfectamente que los monstruos no existen, que nadie se escondía debajo de su cama y que las sombras no son más que sombras; pero no podía evitar que le entraran las dudas cuando la luz se apagaba.
Jose y Sara, los papás de Alba, estaban preocupados por este tema. Hablando entre ellos un día llegaron a una conclusión: harían algo para ayudar definitivamente a su hija.
Estuvieron buscando en libros, hablando con doctores… hasta que por fin alguien les dio la solución: Una misteriosa mujer de rostro angelical se paró un día frente a ellos y sin que le preguntaran nada simplemente les dijo:
-      Debéis tejerle a vuestra hija una manta mágica.
La idea en principio parecía sencilla. Mamá tomó unas cuantas notas sacadas de una revista de confección. Pero si tenía que ser mágica no podía ser como las demás mantas.
Mientras Alba continuaba temiendo cada noche a la oscuridad, Jose y Sara esperaban volver a cruzarse con la misteriosa mujer para que les diera alguna pista.
Y por fin sucedió. La mujer volvió a parárseles de frente y les dijo que recogieran todo aquello que les hiciera sentir bien y con ello tejieran un hilo. A la hora de escoger los materiales no debían pensar con la cabeza, sino con el corazón. 
Después de meditar mucho llegaron a un acuerdo. Fueron guardando sueños, deseos y momentos felices y con ellos elaboraron un hilo mágico. Entrecruzándolo poco a poco fueron tejiendo una manta, tan ligera como el aire y tan transparente como el cristal. Tanto era así que era prácticamente imposible verla.
Un día, cuando la manta estuvo por fin acabada, se la regalaron a Alba.
Cuando abrió el paquete pensaba que algo raro sucedía. No había nada dentro de la caja… ¿o sí?
Papá y mamá contaron a Alba la historia de la manta mágica, de cómo habían llegado a hacerla.
Efectivamente la niña no la podía ver, pero cuando le tapaban con ella se sentía completamente segura. Sabía que nada malo podía atravesar su manta.
Nunca más temió a la oscuridad. Nada le gustó más que saber el origen de su manta:
Al parecer ella también tenía su hada madrina que sabía exactamente lo que le hacía falta;
Y por supuesto tenía todo el amor de sus padres en su mantita mágica.

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